17/11/08

Hay que tirar nuestra "vaquita"


Un maestro samurai paseaba con su discípulo, cuando vió a lo lejos un sitio de apariencia pobre, y decidió hacer una breve visita al lugar.

Se aproximó al padre de familia y le preguntó:
"En este lugar donde no existen posibilidades de trabajo ni puntos de comercio tampoco, ¿cómo hacen para sobrevivir?
El señor respondió: "amigo mío, nosotros tenemos una vaquita que da varios litros de leche todos los días. Así que la vendemos o lo cambiamos por otros géneros para nuestro consumo"
El sabio agradeció la información, contempló el lugar por un momento, se despidió y se fue. A mitad de camino, se volvió hacia su discípulo y le ordenó:
"Busca la vaquita, llévala al precipicio que hay allá enfrente y empújala por el barranco."
El joven, espantado, miró al maestro y le respondió que la vaquita era el único medio de subsistencia de aquella familia. El discípulo cabizbajo fue a cumplir la orden y empujó la vaquita por el precipicio.


Un día, el joven agobiado por la culpa decidió regresar a aquel lugar. Quería confesar a la familia lo que había sucedido, pedirles perdón y ayudarlos. A medida que se aproximaba al lugar, veía una bonita casa con un coche en la puerta y algunos niños jugando en el jardín. El joven se sintió triste y desesperado imaginando que aquella humilde familia hubiese tenido que vender el terreno para sobrevivir. El joven preguntó por la familia que vivía allí hacia unos cuatro años. El señor le respondió que seguían viviendo allí. Elogió el lugar y le preguntó al señor (el dueño de la vaquita): ¿Cómo hizo para mejorar este lugar y cambiar de vida? El señor le respondió: Teníamos una vaquita que cayó por el precipicio y murió. De ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos. Así alcanzamos el éxito que puedes ver ahora.

Y eso que...


Todos nosotros tenemos una vaquita que nos proporciona cosas básicas para sobrevivir, pero que nos hace dependientes de la rutina. Todo nuestro mundo se reduce a lo que la vaquita nos proporciona.

Descubre cuál es tu vaquita y empújala por el precipicio. Tú te lo agradecerás, y asi aprenderas a desarrollar el potencial que llevas dentro.

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